domingo, 25 de septiembre de 2011

La puerta del viento

Puedo sentir como quiere explotar desde mis adentros hacia el infinito todo el viento de la noche, que como todas las noches sale de un lugar diferente. Ésta vez me ha elegido a mí. Soy la puerta del viento y las estrellas me sonríen.
Las hojas de los árboles me esperan como excusa para cantar sus canciones orgánicas.
Pero, como todos saben, uno no puede ser la puerta sin abrirse. Uno no puede seguir siendo lo mismo después de abrirse. Pero debo hacerlo.
El aire me empuja, me espera y me ha honrado con su elección. Es hora de despedirse de la carne y los huesos. Es hora de decir adiós a todos los amigos y los familiares, a todos los pasajeros de esta nave. Señoras y señores, ¡bajan! Yo me bajo aquí y ustedes siguen.
Ahora es hora del viento dulce. El aire que llevará de nuevo los aromas de la vida a las narices de todas las especies para que puedan olerlos y puedan soñar con todas las vidas que lleva consigo. Respira hondo y salúdanos. Luego vuelve a soltarnos para que vayamos a todos los rincones del mundo. Nadie quedará olvidado ésta vez. Nos llevaremos todas las pestes y la inspiración brotará en todos lados.
Es hora de que la noche transparente y el soplido eterno inunden los corazones con ternura y amor por todo. La reconciliación del arte con el ser. Vuelve la vida de lo imposible. Los sueños son lo real. Aquí se piensa siempre bien porque todo lo pensado se hace real al unísono. Todos construyen la verdad de todos como el agua del océano. Ahora solo somos viento y agua. Por fin el mundo que todos queríamos y no sabíamos pronunciar; lo habíamos olvidado, pero el olvido es cosa del pasado y hoy el futuro y el presente son un solo instante.

miércoles, 27 de julio de 2011

viejo texto

hace años que poseo una pequeña libreta, a la que, para tanto tiempo transcurrido, muy poco le he escrito. De meses a meses, a veces de año en año, la abro, la ojeo y escribo algo nuevo. Hace poco lo hice y quiero agregar aquí lo que leí del pasado.

"
10 de octubre, 2004.

-En tarde de domingo-

Estar quieto. Mirar la pelea entre chip y esnuqui con su gracia natural. Sonreir. Tratar de encontrar el preciso momento en que los fuertes colores del patio en la temprana tarde pasan a un constante celeste en la entrada de la noche. Unos ladridos de Chip. Una suave ventisca que hace hablar al guayabo. Una mosca que distrae mi atención al cruzar la ventana por donde observo. Suspirar. Ver la paciencia con la que las plantas crecen e imaginar el experimentado y sabio placer con el que viven. Buscar un equilibrio entre mi oscilación y la de las persianas. Observar la consistencia de las cosas en su paseo a traves del tiempo.
Los perros con su actitud perfecta son buenos pasajeros de la vida. La curiosidad del observador y joven esnuqui no es menor que la del explorador adulto chip. Vuelven a luchar los dos. La quietud aquí es enorme. La actividad es vibrante y armoniosa allá afuera.
Daré un paseo.
"

Recuerdo haber salido a caminar al parque como a las 6pm.